El profesional psicoanalista es el único ser humano en la Tierra al que el Demonio se digna en visitar para hablar de sus secretos y conflictos. En su oficina, el psicoanalista se encuentra diariamente con el Demonio, al que debe domesticar y educar con su tratamiento.

La imagen de Sigmund Freud realizando terapia psicoanalítica al Demonio, es un concepto intrigante que combina temas psicoanalíticos con mitología simbólica.
El Demonio o el Diablo, los demonios y el Infierno, los espíritus malignos, son una creación de la mente humana de la primera humanidad en la era cavernícola, de los terrores de la mente al peligro, a la muerte fulminante; a la enfermedad, al hambre y al frío, de aquella gente que tenía que sobrevivir en un entorno hostil, como ocurrió en la Era del Hielo de hace 100 mil años, y que dio origen a las creencias religiosas y a los ritos mágicos.
Nuestros antepasados cavernícolas si se fracturaban un hueso o sufrían una apendicitis, una peritonitis, una simple gripe o un ataque de asma, sinplemente se morían. No existian médicos ni hospitales en el mundo a dónde pedir ayuda. Si tomaba agua con bacterias, simplemente se moriría de disentería o de cólera, no existían los antibióticos que hoy son de uso común. El terror producido por la oscuridad y por la noche, donde esa gente se convertía en la comida de los animales depredadores o de sus propios congéneres, porque la práctica del canibalismo era lo normal.
Las primeras batallas y guerras tribales eran por el territorio de caza, y en ese territorio vivían las otras tribus que se convertirían en el próximo almuerzo.
El hombre de las cavernas plasmó estos miedos y terrores oscuros e inconcientes en las pinturas rupestres, que los últimos estudios arqueológicos, especialmente de la Astroarqueología y los descubrimientos y estudios de las pinturas rupestres en Francia y España, remontan hasta 250 mil años atrás.
La ciencia de Freud explora la mente inconsciente y los deseos reprimidos, haciendo del Demonio una metáfora adecuada para estos aspectos oscuros de la psique humana.
Freud veía al Demonio como una proyección de conflictos internos y deseos reprimidos, simbolizando a menudo el «Ello» en su modelo de la psique, que abarca los impulsos y deseos primitivos. El entorno terapéutico, con Freud analizando al diablo, refleja el enfoque de Freud para descubrir y entender estos aspectos ocultos de la mente.

Sigmund Freud sentado junto a su icónico diván, escuchando atentamente y tomando notas, mientras el Demonio, con sus cuernos y su cola, yace en el diván expresando sus propios problemas y conflictos. Esta yuxtaposición resalta la combinación de mitología y psicoanálisis, simbolizando la exploración terapéutica de los demonios internos.
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